Por el contrario, la persona que es capaz de aceptar que el sufrimiento forma parte de la vida tanto como la alegría o la felicidad, afronta los malos momentos de otra manera. En primer lugar, sabe que las desgracias no duran siempre; que los buenos y malos momentos van y vienen en la vida, a veces incluso juntos; que nada dura para siempre, sino que la vida es una sucesión de acontecimientos, buenos, malos neutros; a veces maravillosos, otras terribles. Algunas personas tienen la suerte de vivir vidas bastante buenas, con pocos momentos tristes o sin vivir sucesos verdaderamente horribles. A otras personas, en cambio, les toca vivir tragedias devastadoras.
viernes, 18 de octubre de 2013
sufrimiento
La persona que no es capaz de aceptar el sufrimiento nunca logrará ser feliz, por la sencilla razón de que aspirar a ser felices en todo momento es una meta imposible de alcanzar, pues en la vida hay, y siempre habrá, tanto momentos buenos, felices o maravillosos como momentos malos, duros, o incluso devastadores.
Por el contrario, la persona que es capaz de aceptar que el sufrimiento forma parte de la vida tanto como la alegría o la felicidad, afronta los malos momentos de otra manera. En primer lugar, sabe que las desgracias no duran siempre; que los buenos y malos momentos van y vienen en la vida, a veces incluso juntos; que nada dura para siempre, sino que la vida es una sucesión de acontecimientos, buenos, malos neutros; a veces maravillosos, otras terribles. Algunas personas tienen la suerte de vivir vidas bastante buenas, con pocos momentos tristes o sin vivir sucesos verdaderamente horribles. A otras personas, en cambio, les toca vivir tragedias devastadoras.
Por el contrario, la persona que es capaz de aceptar que el sufrimiento forma parte de la vida tanto como la alegría o la felicidad, afronta los malos momentos de otra manera. En primer lugar, sabe que las desgracias no duran siempre; que los buenos y malos momentos van y vienen en la vida, a veces incluso juntos; que nada dura para siempre, sino que la vida es una sucesión de acontecimientos, buenos, malos neutros; a veces maravillosos, otras terribles. Algunas personas tienen la suerte de vivir vidas bastante buenas, con pocos momentos tristes o sin vivir sucesos verdaderamente horribles. A otras personas, en cambio, les toca vivir tragedias devastadoras.
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